Los médicos utilizan con frecuencia el IMC para controlar la salud. Sin embargo, para muchos no es un indicador preciso de la obesidad, y su exactitud varía según los individuos.
Los investigadores suelen emplear el Índice de Masa Corporal (IMC) para observar las tendencias de la obesidad en las poblaciones.
También es una herramienta que utilizan los profesionales sanitarios para evaluar la salud de un individuo.
Sin embargo, ha aumentado la preocupación en el campo de la medicina sobre el uso del IMC como medida de la salud y la obesidad debido a sus notables deficiencias, especialmente cuando se evalúa la salud de los grupos negros, hispanos y otros.
A pesar de estas preocupaciones, algunas instituciones sanitarias siguen abogando por mantener un IMC específico para disminuir el riesgo de enfermedad.
Este artículo profundiza en el concepto de IMC y su relevancia para la salud de la mujer.
Contenido
Tabla y calculadora del IMC
El IMC no distingue entre hombres y mujeres. Es una fórmula sencilla que utiliza la altura y el peso para calcular un número que representa los niveles de grasa corporal de una persona.
Estas cifras se ajustan a las siguientes categorías:
- Inferior a 16,5: insuficiencia ponderal grave
- Menos de 18,5: bajo peso
- 18,5-24,9: peso normal
- 25,0-29,9: sobrepeso
- 30,0-34,9: clase de obesidad 1
- 35,0-39,9: obesidad clase 2
- 40 o más: obesidad clase 3
Esta calculadora puede ayudarte a determinar tu IMC y tus calorías diarias estimadas, aunque no es específica para mujeres:
Calculadora de IMC
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¿A todas las mujeres les sienta bien el mismo gráfico?
Aunque una tabla puede ser útil, el IMC no es un concepto único. Dependiendo de la etnia, la musculatura y otros factores de una persona, los médicos pueden recomendar distintos puntos de corte.
Mujeres blancas, negras e hispanas
El IMC no distingue intrínsecamente entre personas de distintos orígenes genéticos. Sin embargo, como se expondrá más adelante en este artículo, se han desarrollado diferentes valores límite de IMC para las poblaciones asiáticas y sudasiáticas.
Se considera que las mujeres blancas, negras e hispanas tienen un “peso saludable” cuando su IMC se sitúa entre 18,5 y 24,9.
Por ejemplo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), una mujer de 1,65 metros (65 pulgadas) de estatura estaría dentro de un intervalo normal de IMC si pesara 50-68 kg (111-150 libras).
Sin embargo, las mujeres difieren en forma y composición corporal.
Por ejemplo, las investigaciones demuestran que las mujeres mexicano-americanas tienden a tener una distribución de la grasa corporal diferente a la de las mujeres blancas o negras. Además, las mujeres negras tienden a tener más masa muscular que las mujeres blancas o mexicano-americanas.
Por término medio, las mujeres mexicano-americanas tienen más masa corporal en el abdomen. Una revisión descubrió que las mujeres mexicano-americanas pueden tener entre un 3 y un 5% más de grasa corporal y un perímetro de cintura mayor que las mujeres blancas o negras con un IMC similar.
Estas diferencias entre mujeres de diversas etnias se basan en datos promediados sobre muchas personas.
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Sin embargo, la etnia de una persona no determina su peso, la distribución de la grasa corporal, la proporción de masa muscular, el perímetro de la cintura ni otras métricas corporales. Cada persona es diferente.
Esto significa que aunque dos mujeres tengan el mismo IMC, pueden tener una distribución regional de la grasa corporal y una masa muscular muy diferentes.
Además, los investigadores reconocen que el vínculo entre el IMC y el riesgo de mortalidad es mucho más débil entre las mujeres negras que entre las blancas.
Esto se debe a que el IMC es un indicador más débil de los niveles de grasa corporal en las mujeres negras y a que, por término medio, las mujeres negras tienen una distribución de la grasa diferente a la de las mujeres blancas. El IMC no está asociado a los niveles de grasa en sangre en las mujeres negras como en las mujeres blancas.
Los estudios han demostrado que es más probable que los profesionales sanitarios clasifiquen erróneamente a las mujeres negras como obesas debido a su mayor porcentaje de masa muscular.
Mujeres asiáticas y del sur de Asia
Las investigaciones demuestran que las poblaciones asiáticas y sudasiáticas tienen más grasa corporal en relación con su peso corporal que las poblaciones blancas. Los trastornos de salud como la diabetes tipo 2 se dan en niveles de IMC más bajos en las poblaciones asiáticas que en las poblaciones blancas.
Esto ha provocado cambios en los valores límite del IMC para las poblaciones asiáticas.
Las mujeres asiáticas y sudasiáticas tienen sobrepeso cuando su IMC es de 23-27,5 y se considera que tienen obesidad cuando su IMC es superior a 27,5.
Sin embargo, se han sugerido varios valores límite de IMC diferentes para las poblaciones asiáticas.
Culturistas y atletas
El sistema del IMC suele clasificar erróneamente como obesas o con sobrepeso a las mujeres con una cantidad importante de masa muscular, aunque sus niveles de grasa corporal sean bajos. Esto incluye a personas como culturistas y atletas profesionales.
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Esto se debe a que el IMC no distingue entre masa muscular y masa grasa, por lo que no se debe utilizar el IMC para medir la composición corporal.
Mujeres posmenopáusicas
Las mujeres mayores tienden a tener menos masa muscular y más grasa localizada en la sección media que las mujeres más jóvenes.
Esto se debe a los cambios en los niveles hormonales relacionados con la edad, la ralentización de la actividad física y los cambios en la longitud del torso debidos a la osteoporosis.
Aunque una mujer mayor pueda tener el mismo IMC que una mujer más joven, es probable que la mujer mayor tenga menos masa muscular y más grasa corporal, lo que aumenta su riesgo de enfermedad.
Un estudio de 2016 que incluyó a 1.329 mujeres posmenopáusicas descubrió que el límite de IMC de 30 no era un indicador preciso de obesidad en esta población. Los investigadores señalaron que el IMC puede no indicar obesidad en muchas mujeres posmenopáusicas que sí la padecen.
Recomendaciones de aumento de peso durante el embarazo en función del IMC
Los profesionales sanitarios recomiendan que la mujer aumente una cierta cantidad de peso durante el embarazo en función de su IMC previo al embarazo.
Éstas son las directrices del Instituto de Medicina para el aumento de peso durante el embarazo:
Bajo peso (menos de 18,5)
- Aumento de peso total recomendado: 12,5-18 kg (28-40 libras)
- Tasa media de aumento de peso en el segundo y tercer trimestre: 0,51 kg (1 libra) por semana
Peso normal (18,5-24,9)
- Aumento de peso total recomendado: 11,5-16 kg (25-35 libras)
- Tasa media de aumento de peso en el segundo y tercer trimestre: 0,42 kg (1 libra) por semana
Sobrepeso (25,0-29,9)
- Aumento de peso total recomendado: 7-11,5 kg (15-25 libras)
- Tasa media de aumento de peso en el segundo y tercer trimestre: 0,6 libras (0,28 kg) por semana
Obesidad (30 o más)
- Aumento de peso total recomendado: 5-9 kg (11-20 libras)
- Tasa media de aumento de peso en el segundo y tercer trimestre: 0,5 libras (0,22 kg) por semana
Aunque puedes utilizar estas recomendaciones como directrices útiles, es esencial que trabajes con tu profesional sanitario. Ellos pueden ayudarte a determinar un aumento de peso saludable durante el embarazo en función de tus necesidades específicas y de tu salud general.
Recuerda que las pautas de aumento de peso difieren para las mujeres que llevan más de un bebé.
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Resumen: Un IMC “normal” para las mujeres oscila entre 18,5 y 24,9. Sin embargo, el IMC no es una medida exacta de la obesidad en muchas personas. No suele ser un buen indicador en mujeres posmenopáusicas, atletas y mujeres negras e hispanas.
¿Es el IMC un buen indicador de salud?
Adolphe Quetelet, astrónomo y estadístico belga, desarrolló el IMC hace 180 años. Sin embargo, el IMC no ganó mucha popularidad entre los investigadores hasta que el epidemiólogo Ancel Keys lo identificó como una forma eficaz de rastrear las proporciones de grasa corporal a nivel poblacional.
El IMC utiliza la altura y el peso de una persona para estimar su grasa corporal.
Problemas con el IMC
Utilizar el IMC como marcador de salud es problemático por varias razones.
Aunque algunos profesionales de la salud utilizan el IMC para clasificar a las personas en función de la grasa corporal, en realidad no tiene en cuenta la grasa corporal ni la masa corporal magra. Esto significa que el IMC no reconoce la diferencia entre músculo y grasa.
Por este motivo, el IMC puede clasificar a alguien con un porcentaje muy elevado de masa muscular como una persona con sobrepeso u obesidad, aunque tenga niveles bajos de grasa corporal.
Otro defecto del IMC es que no indica dónde se almacena la grasa en el cuerpo. Por lo tanto, no tiene en cuenta la variación en la distribución de la grasa entre sexos o diferentes tipos de cuerpo. Tampoco tiene en cuenta la disminución de la masa muscular relacionada con la edad.
El sistema puede clasificar a una persona de complexión pequeña en un rango de IMC saludable, aunque tenga una importante grasa abdominal. Sin embargo, esta persona puede estar en realidad en situación de riesgo, porque la grasa abdominal está significativamente relacionada con muchas enfermedades crónicas y con la muerte prematura.
En otras palabras, una persona con un IMC “sano” puede tener en realidad un riesgo significativo de enfermedad, complicaciones quirúrgicas y mayor mortalidad.
Además, la salud es multidimensional. Hay muchos factores que una persona debe tener en cuenta al evaluar su salud general y el riesgo de enfermedad.
Los expertos sostienen que el IMC es una medida demasiado simplista para utilizarla como indicador de salud.
Resumen: El IMC no tiene en cuenta la grasa corporal ni la masa corporal magra. Tampoco tiene en cuenta dónde se almacena la grasa en el cuerpo. Debido a estos problemas, puede proporcionar información engañosa sobre la salud de algunas personas.
Beneficios del IMC
A pesar de sus importantes deficiencias, el IMC es una de las opciones más eficaces, fáciles y baratas para que los investigadores hagan un seguimiento de la obesidad a nivel de población, lo cual es extremadamente importante para la investigación médica.
Además, un IMC elevado se correlaciona con niveles más altos de grasa corporal, y los estudios han demostrado que el IMC puede determinar con precisión el riesgo de enfermedad y mortalidad en las personas.
Las personas cuyo IMC las clasifica como obesas tienen un riesgo significativamente mayor de morir prematuramente y de desarrollar enfermedades crónicas, incluidas las cardiopatías y las enfermedades renales, que las personas que se encuentran dentro del intervalo “normal” de IMC.
Las personas cuyo IMC las clasifica como de bajo peso también tienen más riesgo de muerte prematura y de desarrollar enfermedades.
Además, aunque la gente no debería considerar el IMC como una medida fiable de la salud por sí solo, los profesionales sanitarios pueden utilizar el IMC en combinación con otras herramientas de diagnóstico para evaluar la salud de una persona y controlar su riesgo de enfermedad.
Otras herramientas incluyen la circunferencia de la cintura y valores de laboratorio como los niveles de colesterol.
Otras formas de medir la salud
Hay otras formas de medir la salud más adecuadas que el IMC.
He aquí algunas formas más precisas de medir la composición corporal:
- DEXA. La absorciometría de rayos X de doble energía (DEXA) es una forma precisa de medir la grasa corporal total, la masa muscular y la masa ósea. Habla con tu médico si te interesa hacerte una DEXA.
- Medidas del perímetro corporal. El perímetro de la cintura es un indicador importante del riesgo de enfermedad. Por término medio, un perímetro superior a 89 cm (35 pulgadas) en las mujeres, o superior a 79 cm (31 pulgadas) en las mujeres asiáticas, se asocia a un mayor riesgo de enfermedad.
- Calibradores de pliegues cutáneos. Los calibradores de pliegues cutáneos son otra forma relativamente fácil de medir la grasa corporal. Sin embargo, pueden resultar incómodos y requieren formación antes de realizar mediciones precisas.
Otras muchas formas de medir la composición corporal son la espectroscopia de bioimpedancia (BIS) y la pletismografía por desplazamiento de aire. Sin embargo, normalmente sólo están disponibles en entornos médicos o en determinados gimnasios.
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Aunque estos métodos pueden medir la composición corporal, hay muchos otros factores a tener en cuenta en relación con la salud y el bienestar generales.
Por ejemplo, hacerte un análisis de sangre es sumamente importante para evaluar tu salud y el riesgo de enfermedad.
Por esta razón, las mujeres deben acudir regularmente a un profesional sanitario, que puede recomendar análisis de sangre, como el de colesterol, en función de los antecedentes y el estado de salud individuales.
Al evaluar tu salud física y mental, un profesional sanitario también debe tener en cuenta tus pautas alimentarias, niveles de actividad, genética, hábitos de sueño, salud mental, estrés y estatus socioeconómico.
Resumen: Entre las medidas precisas de la composición corporal se incluyen la DEXA y las mediciones de la circunferencia corporal. Hay varias formas de medir la salud, muchas de las cuales no tienen nada que ver con el peso corporal o la composición corporal.
Resumen
Aunque los expertos sanitarios reconocen las limitaciones del IMC, sigue siendo una medida valiosa para calibrar la salud pública a gran escala.
Para los individuos, el IMC puede ser un indicador aproximado de la salud, pero puede no ser preciso para todos.
Un IMC entre 18,5-24,9 suele considerarse saludable para la mayoría de las mujeres.
Aunque el IMC puede ser útil para los exámenes iniciales en el ámbito médico, no debe ser el único criterio para juzgar la grasa corporal general o la salud de alguien.
Recuerda que la salud abarca algo más que el peso o la composición corporal. Una evaluación sanitaria completa debe tener en cuenta factores como los análisis de sangre, los hábitos alimentarios, la actividad física y los patrones de sueño.